martes, 5 de marzo de 2024

Sesgo de Género

Ahora que se acerca la tan señalada fecha del 8 de marzo me gustaría compartir una reflexión que ha aparecido de manera reciente en algunas conversaciones que he tenido sobre cómo se siguen manifestando, aún hoy día, los sesgos de género en la sociedad.

Para ello, partiré de una realidad personal: Yo soy Maestro especialista en Pedagogía Terapéutica y desarrollo sus funciones educativas en un Centro Público de Educación Especial, un ámbito laboral donde la gran mayoría de profesionales que trabajan son mujeres. 

Sin embargo, esta realidad también la viví en mi etapa universitaria, donde era el único chico que cursaba esta especialidad educativa. 

Es una situación que también se repite mucho, por ejemplo, en la etapa de Educación Infantil, pero que parece equilibrarse más conforme nos vamos acercando a la Educación Secundaria.

Ello me hace pensar que hay un sesgo de género importante que seguimos heredando y perpetuando, aunque sea de manera inconsciente, y es el de seguir asociando todo que nos parezca que tenga relación con los cuidados al género femenino. 

Del mismo modo ocurre a la inversa, por ejemplo, en carreras como por ejemplo las ingenierías, donde el número de alumnos que se matriculan supera con creces al de alumnas, por lo que me da que pensar que todo aquello que tiene relación con la ciencia o la tecnología sigue asociado al género masculino.

La cuestión es ver por qué se producen estos patrones, cómo se originan y se perpetúan, y como podemos desaprender o romper la cadena de cara a las generaciones venideras. 

Quizás sólo haga falta parar un momento a recapacitar para ver como el lenguaje sigue pervirtiendo estereotipos, como cuando vemos anuncios donde pone "se busca mujer para cuidar de persona mayor" o "se ofrece mujer para tareas de limpieza", lo que nos hace de manera inconsciente asumir un género a determinadas funciones, incluso hasta dentro de las propias familias donde al final las mujeres, por regla general, terminan asumiendo el rol de cuidadoras. 

Igualmente, podemos observarlo también cuando hay otras tareas que asociamos en nuestro imaginario común al género masculino: el mecánico, el fontanero, el informático... 

Cierto es que el cerebro humano genera unas estrategias de pensamiento para categorizar la realidad y ser capaz de dar respuestas rápidas a los distintos inputs de información. 

Es por ello que desde las aulas tenemos la responsabilidad de romper con este patrón de creencias para no seguir perpetuando unos roles aprendidos que en nada ayudan a la igualdad social o a la paridad en el ámbito laboral. 

Estamos en el camino, pero todavía nos queda mucho por caminar. 



miércoles, 24 de enero de 2024

Nada que celebrar

Hace cerca de dos años que estalló el conflicto bélico en Ucrania, y toda la comunidad internacional se lanzó en masa a posicionarse a favor del país que estaba siendo invadido. Era lo lógico, ¿no?

Durante ese tiempo los edificios institucionales lucían la bandera ucraniana en señal de apoyo, y muchos centros escolares se llenaron con estas banderas como forma de concienciar a nuestro alumnado de lo que estaba pasando.

Sin embargo, en un conflicto que lleva vigente 75 años y que se ha recrudecido hasta lo humana y moralmente insostenible en los últimos meses, no he visto que se haya actuado de la misma manera.

Cuando se tiene un poco de sentido crítico se puede mirar más allá y ver como los intereses geopolíticos y el mapa de amiguismos influye en que, de manera oficial, nos preocupe mucho más la invasión de un territorio que la de otro territorio. Al fin y al cabo, aquí la verdadera batalla está a menudo en quién controla el relato.

Pero en plena era de la información no se puede negar la evidencia: estamos asistiendo a unos niveles de crímenes de lesa humanidad en riguroso directo con casi toda la comunidad internacional poniéndose de perfil, apoyando al opresor o censurando y criminalizando a quienes se posicionan con el pueblo oprimido.

Llegados a ese punto, y viendo que ahora se aproxima el Día de la No Violencia y la Paz, me pregunto si realmente tenemos algo que celebrar ese día.

Es una idea que he repetido en anteriores entradas de este blog, y en la que pienso seguir insistiendo: la Paz no puede quedar relegada a un noble pero utópico deseo bondadoso al que sólo damos cabida una vez al año.

La escuela no puede permanecer indiferente a la realidad. Hablar abiertamente de la situación que se está viviendo, explorar sus diferentes narrativas y contranarrativas, entender las diferentes variables que intervienen en el conflicto y tomar perspectiva con sentido crítico es una de las principales tareas que debemos abordar en nuestras aulas para generar en nuestro alumnado aquellas competencias que le hagan un ser humano libre, con un buen sentido de la ética y de la justicia, y con criterio suficiente para comprender el mundo en el que vive más allá de lo que nos quieran contar. 

En este sentido, desde el grupo de Atención a la Diversidad de Acción Educativa, hemos querido lanzar una serie de recursos que creemos que pueden ayudar a profesorado, familias y otras personas que intervienen en la educación a trabajar el Día de la Paz más allá de los clásicos murales o las ya tan manías palomas. 

Porque el verdadero valor de la Educación para la Paz está más en la acción que en la intención, y cuando hablo de acción no hace falta a irse a grandes metas: basta con trabajar y apostar por la paz en cada pequeño resquicio de nuestro día a día. 

Para finalizar, os dejo una viñeta que ha publicado Pedripol para CTXT y que me parece realmente significativa para ilustrar y dar cierre al post. 

miércoles, 27 de diciembre de 2023

4.0

Durante este año 2023 se ha instalado de forma satisfactoria la versión 4.0 de mi persona y, dado que el título de este blog habla de aprendizajes, hoy quiero dedicar el post a los aprendizajes que he ido realizando para alcanzar dicha versión antes de dar paso al nuevo año.

Y es que me parece de vital importancia el ser capaces de manifestar orgullo de nuestros avances, algo que en muchas ocasiones nos han hecho creer que está mal visto, pero que, sin embargo, se ha convertido en uno de los múltiples aprendizajes desarrollados en este último año.

La versión 4.0 ha traído consigo importantes mejoras en la capacidad de resiliencia, de ser capaz de sobreponerse antes y mejor a la adversidad.

También incluye una dosis extra de autocuidado y amor propio, gracias a la cual hemos iniciado el camino del entrenamiento personal con la correspondiente mejora física, y se han conseguido establecer límites sanos respecto a algunos elementos nocivos para la salud mental. 

Es una versión mejorada, que ha eliminado cookies innecesarias y que ha dado mayor relevancia a los elementos de la vida que realmente importan.

En este sentido, se han podido subsanar una serie de errores que provocaban distorsiones cognitivas, creencias irracionales y un malestar generado a raíz de unas necesidades no tan necesarias. 

Es importante subrayar que, para poder realizar tales mejoras, hemos tenido que dedicar muchas horas de esfuerzo y sacrificio.

Además, al contrario de versiones anteriores, está versión deja patente que soy un ser completo, que yo me tengo a mí. No obstante, eso no quita que esta versión pueda mejorarse con actualizaciones externas, pero sin olvidar que estas actualizaciones son un extra, no una parte esencial para que el sujeto base pueda funcionar.

Soy plenamente consciente de que no a todo el mundo va a gustarle esta nueva versión, pero sé que lo importante es que me guste a mí.

Por supuesto, habrá que estar vigilantes y atentos ante posibles fallos de sistema para poder enmendarlos lo antes posible y que no vayan en detrimento de los avances logrados. 

Sólo espero y deseo, para este 2024, que esta versión siga funcionando igual de bien o mejor incluso, y que tú, querida lectora o querido lector, también encuentres aquella versión de ti que te haga sentir una persona plena, y que podamos compartir nuestros avances.


Gracias por acompañarme hasta aquí.

¡Feliz año nuevo! 


jueves, 5 de octubre de 2023

Hago lo que creo. Creo en lo que hago.

Hay una cosa en común que nos pasa a la gran mayoría de las personas. Nos gusta ir a misma peluquería de siempre porque la persona que nos atiende ya nos conoce y sabe el corte que solemos llevar. Nos gusta ir a nuestra frutería de confianza del barrio porque ya hay una relación de familiaridad. Solemos ir a nuestro bar de siempre donde el camarero ya nos conoce y nos hace sentir como en casa. Y todo ello se debe a un elemento que se halla presente en cada uno de los ejemplos que hemos mencionado: el vínculo.

El ser humano es un ser social por definición. Formamos comunidades donde cada persona cumple un rol, comunidades donde necesitamos sentir protección, seguridad y pertenencia. 

Y si, ya de por sí cualquier persona presenta estas preferencias y necesidades, con más razón van a ser algo de una importancia vital en nuestro alumnado.

Es por ello que, en este Día Mundial de los y las Docentes, quiero hacer un alegato sobre la gran responsabilidad que tenemos en la acogida y en el acompañamiento respetuoso a nuestro alumnado.

Porque, como hemos dicho en muchas ocasiones, nuestra función no queda meramente reducida a ser transmisores de contenido de sujetos pasivos. No hay que olvidar nunca que trabajamos con personas, personas que sienten, que piensan y que perciben, personas que necesitan encontrar en su aula y en su colegio un espacio seguro y una persona de referencia en la que poder confiar, personas con diferentes vivencias previas, diferentes personalidades y diferentes necesidades que debemos conocer y contemplar.

Por supuesto que en ocasiones deberemos ser rígidos, establecer límites y aplicar disciplina, pero nada de eso está reñido con una pedagogía del cuidado que ponga al ser humano y su necesidad de establecer vínculo en el centro, sino más bien lo contrario: un vínculo forjado desde el respeto será clave para una mayor efectividad y durabilidad de las pautas que establezcamos, ya que no están impuestas ni desde el miedo ni desde la falta de comprensión. 



Así que, mientras tenga voz y tenga espacios como éste para poder expresar mi opinión, seguiré defendiendo una escuela y un modelo de Educación acorde a los valores en los que me he desarrollado y acorde a la cantidad de estudios psicológicos y pedagógicos que avalan mi postura.

Al fin y al cabo, hago lo que creo, y creo en lo que hago. 


lunes, 18 de septiembre de 2023

Cuando la Educación no importa

Cuando la Educación no importa, no se valora el tiempo que invertimos docentes y otros perfiles educativos a principio de septiembre en preparar el centro escolar para la acogida del alumnado, y se tiende a adelantar cada vez más el inicio del curso.

Cuando la Educación no importa, no se contrata al personal necesario para que, desde el primer día de clase, el alumnado tenga garantizado su derecho a una atención educativa de calidad, y se prorrogan estas contrataciones, ya sea por incompetencia o por mala fe, de manera que hemos pasado ya el ecuador de este primer mes y aún no tenemos completas las plantillas en los centros.

Cuando la Educación no importa, sobrecargamos las ratios de los centros y de las aulas, aunque ello implique que la calidad de la atención recibida por parte del alumnado se vea afectada.

Cuando la Educación no importa, recortamos y escatimamos en recursos.

Cuando la Educación no importa, externalizamos servicios tan fundamentales como el de transporte o comedor, buscando siempre el mejor postor que nos ahorre presupuesto y no preocupándonos sobre la calidad del servicio prestado.  

Cuando la Educación no importa, las leyes que la gestionan siempre se ven sometidas a los designios de cada color político, lo que conduce a los profesionales a un sentimiento de saturación y apatía ante tanta modificación sin tener en cuenta sus voces o que tan noble cometido debería ser una cuestión de Estado y no quedar a expensas de vaivenes partidistas.  

Cuando la Educación no importa, hacemos más compleja la solicitud de becas, reducimos los plazos de tramitación o anulamos directamente las becas para el comedor escolar.

Cuando la Educación no importa, tenemos a las alumnas y a los alumnos estudiando en edificios que se hallan en condiciones pésimas por mal mantenimiento, en barracones o con escuelas aún sin terminar. 

Cuando la Educación no importa, mucho menos importa la atención a la diversidad, y se acaba dejando a este alumnado sin acceso a recursos que precisan para su escolaridad o condenándolos a una modalidad educativa que no es la que le debería corresponder. 

Cuando la Educación no importa, nos toca a nosotros y a nosotras, como familia, como personal docente o como profesional que ejerce sus funciones en un centro educativo, defenderla antes quienes la quieren ver como un gasto y no como una inversión, como un negocio y no como un derecho.

Cuando la Educación no importa, es nuestro deber visibilizar su valor y recordar que todo alumno y alumna tiene derecho a una Educación Pública, Inclusiva y de Calidad. 

Cuando la Educación no importa, es el momento de recuperar el sentimiento de colectividad, de unir fuerzas y de reivindicar su relevancia.

Cuando la Educación no importa, hagamos que importe. 



sábado, 22 de abril de 2023

M&M

Mañana es 23 de abril, Día Internacional del Libro, y por eso quiero dedicar esta entrada a dos personas cuyos nombres empiezan por la letra que doblemente da título a la misma. 

La primera M es una persona que me ha dado clase. Más concretamente, me impartió la asignatura de Literatura Universal en mi último año de bachillerato. 

Yo venía de una trayectoria de desencanto ante los libros y autores que estudiábamos, tanto por la absurda insistencia de memorizar continuamente datos y fechas, como por la complejidad y poco atractivo que las lecturas obligatorias suelen tener para el alumnado adolescente, más aún cuando el enfoque que se le da a las mismas es las de ser objeto de examen o de arduos trabajos escolares que matan más aún la pasión por disfrutar de la lectura.

Sin embargo, el poder despedir mis años de instituto habiendo coincidido con esta primera M fue para mí la oportunidad de descubrir autores y obras de reconocida importancia desde un enfoque mucho más apasionante y motivador.

Y menos mal, porque ese mismo año me tocó cursar la asignatura de Lengua Castellana y Literatura con una de las peores profesoras que he padecido como estudiante.

Hablo de una profesora que durante todo el curso me estuvo haciendo creer que yo era un negado para su asignatura, que no valía para escribir y que mis aportaciones en clase no eran válidas. 

Sin embargo, gracias a que aquella primera M estuvo allí para contrarrestar tanto mensaje nocivo -aunque nunca hablé de cómo me hacía sentir su compañera de profesión -, tuve el valor de empezar a escribir, de compartirle relatos y reflexiones sobre las obras que leíamos, y ello generó un feedback muy positivo por el que sigo estando eternamente agradecido. 

La segunda M es una persona a la que yo le he dado clase. Aquel año yo estaba como maestro interino en un Colegio Público de Infantil y Primaria en un barrio obrero del extrarradio haciendo las funciones de apoyo como especialista en Pedagogía Terapéutica que soy. 

Realmente, no he dado clase de manera directa a esta segunda M, pero sí que coincidíamos en muchas de las actividades comunes que organizábamos en el centro y con su grupo-clase. 

Algunas de esas actividades estaban relacionadas con elementos como la lectura y el teatro, y es ahí donde se percibía que esta segunda M tenía un gran potencial y un rico mundo interior. 

Sin embargo, un momento que recuerdo con especial cariño es cuando esta segunda M me trajo un relato que había escrito para un certamen literario con el objetivo que yo lo pudiera leer y valorar antes de entregarlo.

El relato ganó el certamen -era un gran texto -, y animé a esta persona a que nunca dejara de escribir. 

Me complace pensar que he podido ayudar e inspirar a alguien con mi profesión como alguien ya me ayudó y me inspiró a mí, y ojalá que esta cadena continúe.

Es por eso que hoy quería escribir esta entrada dedicada tanto una persona que me precede como a otra persona que me sucede en este ciclo vital en el que estamos inmersos y del que me alegro mucho de formar parte. Siento mucha admiración por ambas M, y me gusta seguir sabiendo de sus vidas y poder mantener cierto contacto. 

Porque en un trabajo tan humano como el nuestro se nos otorga el honor y el peligro de influir de manera determinante en las vidas de quienes tienen que aprender de nosotros, y en nuestra mano está el aportar lo mejor de nosotros mismos, así como el ver y detectar en nuestro alumnado sus necesidades y puntos fuertes para poder atenderles mejor y ayudarles a sacar todo lo bueno que tienen por dar. 

Gracias, primera M, por inspirarme, darme valor y ayudarme a creer en mí.

Gracias, segunda M, por ver en mi un referente para compartir tus textos e inquietudes vitales. 

Gracias a las dos M por darle verdadero sentido a esta profesión. 

jueves, 9 de febrero de 2023

Amor propio

Si en la última entrada aprovechamos el Día de la Paz para hablar de la importancia de cultivar y cuidar nuestra paz interior, en esta ocasión vamos a aprovechar que se acerca el día de San Valentín para hablar de la importancia del amor propio.

Y es que no es la primera vez que desde este blog hacemos un alegato para derribar todas aquellas ideas nocivas que se generan en torno al concepto del amor. 

Sin embargo, en esta ocasión, vamos a poner el acento en lo necesario que resulta aprender a mirarnos a nosotros mismos con el amor y la comprensión que nos merecemos. 

Porque aprender a amarse es empoderarse, es darse cuenta de que no necesitamos a otra mitad para estar completos, que ya somos seres completos y plenos, y que todo lo demás viene a sumar, no a rellenar huecos en blanco. 

De la misma manera, aprender a amarse también es tener claro qué es lo que no queremos para nuestra vida, es saber establecer límites de manera asertiva y aprender que el amor no va de aguantarlo todo, que tenemos nuestra dignidad y merecemos nuestro respeto.  

Entiendo que, como seres sociales que somos, dependemos del resto de persona para sobrevivir y hacer comunidad, pero incluso en esa dependencia debemos aprender a ejercer nuestra independencia, no como un acto de egoísmo o soberbia, sino como un acto de validación del yo, de tener claro qué quiero para mí, qué es lo que mas me conviene o qué serie de acciones y decisiones va más acorde con mis principios y mi forma de entender la vida. 

Ello implica tener un autoconcepto muy bien definido y una autoestima sana construida desde un modelo de apego seguro

Sin embargo, sabemos que estas condiciones no siempre se dan desde el inicio, que a menudo hay que desmontar falsas creencias, que toca desaprender para volver a aprender.

Por lo tanto, cuanto más tempranas sean las edades en las que trabajemos con nuestro alumnado esta serie de valores y de herramientas, menor será la cantidad de camino que haya que desandar y más fuertes serán los cimientos que les ofrezcamos. 

Porque una vez que me conozco bien, me acepto y me quiero como soy, es cuando realmente dispongo de la madurez necesaria para establecer vínculos sanos con otras personas, siendo capaz de expresar mis emociones, mis expectativas al respecto y mantener una escucha activa y respetuosa hacia mis acompañantes en este viaje.

Mientras tanto, aprendamos a apreciar el valor de disfrutar de tiempo de calidad con nosotros mismos, de salir a dar un paseo solos por la naturaleza porque nos apetece, a no perdernos ese concierto, esa exposición o ese estreno en el cine sólo porque en ese momento no tengamos con quien ir, que la vida sólo es una, y hay que vivirla plenamente, por nosotros y para nosotros. 

Para terminar, os dejo con el último gran éxito de Miley Cyrus, que me parece todo un himno con el que reivindicar todo este tema del que hoy venimos hablando. ¡Disfrútenlo!